Ni recital poético, ni concierto, sino voces: la voz de la máquina, que a veces sueña con el fantasma de la música y la voz del hombre, que a menudo sueña con la posibilidad de la poesía. Fantasmagorías es una séance en la que los textos pertenecientes a Interregno (Premio Nacional de Poesía Joven Félix Grande 2017), son invocados sobre una mesa que hoy ya no ocupan linternas mágicas o cámaras oscuras decimonónicas, sino artefactos electrónicos que permiten una comunicación entre dos dimensiones, finalmente unificadas en un solo lenguaje.
-Fantasmagorías indaga en el principio esencial de los espectáculos decimonónicos de los que hereda su nombre: la proyección ilusoria de lo invisible, lo esquivo, lo oculto y, en última instancia, el intento de acercarse a la verdad por medio de la mentira esencial del arte. Pero Fantasmagorías significa además, en su origen etimológico, “arte de hablar en público con fantasmas”. Esta acepción establece un paralelismo con formas de religiosidad en las que la naturaleza performativa del ritual, sume a sus participantes en una dinámica celebratoria y festiva, como es el caso del vudú. Los márgenes que demarcan los límites de las personas, las entidades espirituales y las acciones rituales se desdibujan así para permitir nuevas interacciones y roles. Y esta confusión trascendental, propicia la aparición de nuevas formas, de nuevos discursos.
Enrique Morales y Yeray Ruiz proponen un diálogo semejante en el que el reverso espectral de la palabra, que es la poesía, y los fantasmas que habitan la máquina, producen un híbrido en el que los límites de los lenguajes se diluyen. Ni recital, ni concierto, sino voces: la voz de la máquina que, a veces sueña con el fantasma de la música y la voz del hombre, que a menudo sueña con la posibilidad de la poesía. Una séance en la que los textos pertenecientes a Interregno (Premio Nacional de Poesía Joven Félix Grande 2017), son invocados sobre una mesa que hoy ya no ocupan linternas mágicas o cámaras oscuras, sino artefactos electrónicos que permiten una comunicación entre dos dimensiones.
Se trata, pues, tanto de un trabajo espectacular, como de una labor de investigación continua, cuyos orígenes se remontan diez años atrás, con las primeras colaboraciones entre ambos artistas. En la actualidad, la prioridad de este proyecto ha sido encontrar una situación de equilibrio en la que ambos lenguajes se necesiten; conseguir una simbiosis en la que resulte difícil discernir qué organismo es el parásito y cuál es el huésped.
Sobre los autores:
Enrique Morales (Almería, 1991) Formado en Antropología Social y Cultural por la Universidad de Granada, con estancias en la Universidad Autónoma de Madrid y la University of Washington (Seattle, Estados Unidos). En la actualidad, es estudiante del máster de Cine y Televisión de la Universidad Carlos III de Madrid. Colabora habitualmente con ensayos y textos de ficción en Cine Divergente, Revista Kokoro y otros medios digitales. Sus poemas han aparecido en revistas y antologías como Tenían veinteaños y estaban locos (La Bella Varsovia, 2011), La vida por delante: antología de jóvenes poetas andaluces (Ediciones en Huida, 2012) o Algo se ha movido (Esdrújula Ediciones, 2018). En 2017 publicó su primer poemario, Interregno (Universidad Popular José Hierro, 2017), que mereció el XIII Premio Nacional de Poesía Joven Félix Grande.
Yeray Ruiz (Almería, 1991) Estudia piano contemporáneo con S. Mariné y piano clásico con P. Bilbao en el Conservatorio Superior de Madrid. Posteriormente realiza estudios de composición algorítmica con S. Luque, electrónica en vivo con A. Bernal y grabación de campo con J. C. Blancas en el Centro Superior Katarina Gurska. Amplía su formación en grabación de campo y composición de paisajes sonoros con M. Leadley en Goldstmiths, University of London. Actualmente centra su actividad artística en la creación de obras electroacústicas, piezas audiovisuales e instalaciones sonoras.
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